22.8.12

Cena para una



Llevo sola en casa un par de días. No se me da muy bien estar sola. No es que no me guste a mí misma, pero cuando tengo que entretenerme, no tengo suficiente conmigo. -No soy yo, soy yo, necesito más. Lo entiendo, ¿verdad?- Sí. -Vale. (¿Veis? Me vuelvo loca yo sola). Por suerte, hoy viene mi hermana a sacarme de esta soledad, ¡bien!

Una de las cosas que se me da mal hacer sola es comer. Se me olvida comer a mediodía y luego me entra un hambre terrible por la tarde y no paro de picar para engañar a mi estomago hasta la hora de la cena. Ayer fue uno de esos días. Me volví loca limpiando y haciendo la colada y se me olvidó comer. Cuando terminé las tareas decidí que iba a hacerme la cena y comer como una persona normal, o bueno, dos personas normales, porque tenía muchísima hambre. Encontré esta receta y decidí hacerla por 3 motivos: 1) Tenía una pintaza increíble; 2) Tenía pollo en el congelador y un montón de perejil en un vaso de agua; 3) Quería estrenar mi picadora nueva y odio odio picar perejil a cuchillo.





El truco de guardar el perejil en un vaso de agua es algo que he aprendido de mi madre y de mi abuela. Es una idea genial, el perejil te dura dos semanas fresco. Otra idea que aprendí de mi abuela hace poco es congelar el perejil en un tupper una vez picado. Se mantiene fresco y dura infinito. La picadora funcionó fenomenal para picar el perejil, proceso que duró exactamente 5 segundos. WUAAAA. Adiós a picar el perejil a cuchillo.


La receta no me decepcionó. Por el contrario, estaba buenísimo. Hice un poco de trampa porque ponía que había que cocinarlo durante una hora y cuarto, y yo sólo lo hice 45 minutos. Scott siempre me acusa de acortar los tiempos de cocción de las recetas, pero es que en este caso tenía tanta hambre que no podía esperar más.

Al final me comí mi cena acompañada de estas bonitas rosas. No me gusta comer sola.






Pollo braseado con alcaparras y perejil
Adaptado de Bon Appétite, para 1 persona

1 cebolla pequeña, picada
2-3 muslos de pollo, o contramuslos, o combinación de ambos
4 cucharadas (1/4 taza) de perejil fresco picado
2  cucharadas de alcaparras, aclaradas en agua
350 ml (1 1/2 tazas) de caldo de pollo
60 ml (1/4 taza) de vinagre de vino blanco
Aceite de oliva, sal y pimienta negra molida

Calentar 2 cucharadas de aceite de oliva en una sartén honda. Añadir la cebolla y hacer 5 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que se ablande. Trasferir a un bol y reservar.

Añadir más aceite a la  sartén  y subir el fuego a medio-fuerte. Salar el pollo. Añadir el pollo a la sartén  y cocinar por los dos lados, unos 10 minutos, hasta que esté dorado. Trasferir a un plato y reservar. 

Añadir la cebolla reservada, el perejil y las alcaparras a la sartén y rehogar 1 minuto. Añadir el caldo de pollo, el vinagre y el pollo con los jugos que haya soltado. Bajar el fuego, tapar y dejar cocer una hora y cuarto a fuego lento. ( O 45 minutos si no podéis esperar). Sacar el pollo a un plato. Sazonar la salsa con sal y pimienta y servirla sobre el pollo. Comer, solo, o acompañado. 

Nota: Para 2 personas, simplemente poner más pollo. Para 4 personas, poner el cuádruple de pollo y el doble de todo lo demás. 

20.8.12

Una sopa que está a dieta

Estaba pensando empezar esta entrada pidiendo perdón por haberos tenido casi en el abandono los últimos meses. Quería explicaros por qué he estado tan desaparecida y prometeros que a partir de ahora escribiré más a menudo. Pero la verdad es que paso de dar explicaciones. Qué más da, ¿no? Tampoco creo que os importe tanto.







En lugar de disculparme, voy a hablaros de esta maravilla de sopa de tomate. Es del libro Essentials of French Cooking, de Williams-Sonoma. Las fotos de las recetas del libro te hacen la boca agua y te dan ganas de ponerte a cocinar cuanto antes. Sin embargo, cuando haces las recetas y comparas con las fotos del libro, te das cuenta que ni por asomo lo tuyo tiene tan buena pinta. Yo creo que les ponen mucho photoshop. Pero bueno, la belleza esta en el interior, ¿no? En este caso, en el interior de un cuenco cubierto con hojaldre.






Lo que más me gusta de esta sopa es el sabor y el aroma que le da el tomillo, diferenciándola de la mayoría de sopas de tomate. También me encanta la tapa de hojaldre, que hace que el cuenco de sopa parezca una seta, y está buenísimo cuando la rompes sobre la sopa y te lo comes todo junto.

Lo que no me entusiasma demasiado de la receta es que lleva 1 litro de nata. ¡Un litro! ¿Pero por qué los franceses no están gordos? Yo la verdad que paso de tener remordimientos de conciencia y prefiero que la tarta tenga más sabor a tomate, así que he puesto a la sopa a dieta y le pongo sólo la mitad de la nata. Y la verdad es que no necesita ni un gramo más. 


Aunque parezca una sopa muy de invierno, ahora es cuando los tomates están en temporada, por lo que ahora es cuando hay que hacer esta sopa para que quede lo más rica posible. Aquí esta mi adaptación de la receta:

Sopa de tomate con hojaldre
Para 4-6 personas. Adaptado de Essentials of French Cooking, Williams-Sonoma

1 kg (2 lb) de tomates maduros
125 g (8 cucharadas, 4.5 oz) de mantequilla sin sal
1/2  (ó 1 si es pequeña) cebolla
2 dientes de ajo picados
1 hoja de laurel
2 cucharaditas de tomillo fresco picado
500 ml (2 tazas) de nata líquida
2 planchas de hojaldre 
1 huevo batido con 2 cucharadas de agua

Hervir agua en una cazuela. Con un cuchillo, hacer una cruz a los tomates en el culo y ponerlos en el agua hirviendo durante 30 segundos. Sacarlos con una espumadera, dejarlos enfriar, pelarlos y cortarlos en cuartos.

En una cazuela grande derretir la mantequilla a fuego medio. Añadir la cebolla y rehogar hasta que esté traslucida, unos 3 minutos. Añadir el ajo y hacer 1 minuto más. Bajar el fuego y añadir los tomates, el laurel, el tomillo, sal y pimienta. Dejar hacer removiendo de vez en cuando hasta que los tomates se ablanden, unos 20 minutos. Retirar el laurel.

Licuar la mezcla en una batidora de vaso o con una batidora de mano. Colar para quitar las semillas y volver a poner en la cazuela. Añadir la nata y dar un hervor. Retirar del fuego.

Precalentar el horno a 200°(400°F). Con el rodillo, estirar las planchas de hojaldre hasta que tengan unos 6 mm de grosor. Cortar círculos de diámetro un poco superior al de los cuencos en los que se vaya a servir la sopa. Poner los cuencos sobre la bandeja del horno, servir la sopa en ellos y cubrirlos con los círculos de hojaldre, de forma que quede un poco tirante. Con una brocha, untar los círculos de masa con huevo batido. Hornear hasta que la masa esté dorada e hinchada, unos 15 minutos. Servir inmediatamente.


1.8.12

Americanizándome


Hace un año que me mudé a Estados Unidos. Era verano (obviamente), y Scott y yo teníamos peleas constantemente acerca del aire acondicionado. Él, como buen americano, quería tener el aire encendido todo el rato para que la temperatura no subiera de 18º C. Yo, como buena española, odiaba el aire y consideraba que era necesario sólo si pasábamos de 26º C. En España en verano tiene que hacer calor, y mucha gente piensa que el aire acondicionado es malo. Ahora, un año después, América ha ganado la batalla. Ya nunca peleamos por el aire y ya no puedo vivir sin él. Cuando mi amiga Almu nos visitó desde España, no paró de quejarse del frío en las tiendas, el metro, los restaurantes, ¡y nuestro piso! Me di cuenta de que ahora me encanta el aire acondicionado y que pasar de la calle a 40º C a una tienda que esté a 18º C es como ir del infierno al cielo.

Ahora estoy en España de vacaciones y no me acostumbro a no tener aire. El calor no me deja dormir por la noche y me tiene sudando to doel día. Estoy en un plan de nohacernada, y eso incluye cocinar y bloguear. Además, estando en casa de mi madre, ¿para qué voy a cocinar? Sin embargo, muchos me preguntáis que por qué no he escrito últimamente, así que he decidido terminar este post que empecé ya hace un tiempo, justo después de hacer esta tarta de melocotón por primera vez ( ya la he hecho 3 veces).


Llevaba queriendo hacer esta receta desde que la vi en invierno en la página de Amanda Hesser. Tenía que esperar a que llegara el verano para encontrar melocotones buenos y asequibles en el supermercado. Por fin, la semana pasada, hace unas 3 semanas, la espera terminó.

La primera vez utilicé melocotones de carne blanca, los de las fotos. La segunda vez usé melocotones amarillos normales. La tarta queda genial con los dos tipos, y seguro que también con albaricoques o nectarinas, siempre y cuando la fruta esté madura. La primera vez la base quedó muy fina, así que la segunda vez doblé la receta y usé más cantidad para conseguir una base más gordita.


Tarta de melocotones
Adaptada de Amanda Hesser, Food 52. Para 8 personas.

Para esta tarta usé un molde de base desmoldable de 27 cm (11 pulgadas).

380 g (3 tazas) mas 2 cucharadas de harina
1 1/4 cucharaditas de sal gorda
150 g (3/4 taza) mas una cucharadita de azúcar
120 ml (1/2 taza) de aceita vegetal o de girasol

120 ml (1/2 taza) de aceite de oliva suave
 4 cucharadas de leche entera
1 cucharadita de extracto de almendra (opcional)
2 cucharadas de mantequilla fría
4 melocotones maduros, cortados en gajos de 1 cm de ancho
1 puñado de almendras picadas

Precalentar el horno a 220ºC (425ºF).
En un bol mezclar 380 g de harina, 1 cucharadita de sal y 2 cucharaditas de azúcar. Mezclarlo ayuda a tamizar la harina sin necesidad de colarla primero.
En un bol pequeño, mezclar los aceites, la leche y el extracto de almendra. Verter la mezclar sobre la harina y mezclar suavemente con un tenedor, lo justo para que se mezcle pero sin trabajar la masa. Transferir la masa al molde y extenderla con las manos para que cubra todo el fondo y las paredes, repartiéndola bien. Descartar el exceso de maza.

En un bol, mezclar 150 g de azúcar, 2 cucharadas de harina, un pellizco de sal y dos cucharadas de mantequilla. (Si los melocotones son muy jugosos, añadir una cucharada más de harina). Pellizcar la mantequilla y mezclarla con el resto de ingredientes con los dedos, hasta que la mezcla sea una combinación de gránulos finos y pequeñas acumulaciones, como migajas.

Colocar los gajos de melocotón sobre la base, formando círculos concéntricos apretados, empezando desde el exterior. Repartir la mezcla de azúcar y mantequilla por encima (parecerá que es demasiado). Esparcir las almendras picadas. Hornear entre 35 y 45 minutos, hasta que que la base se haya dorado y el azúcar esté derretido y brillante. Enfriar sobre una rejilla. Servir templada acompañada de helado de vainilla.