30.4.12

Helado para desayunar



Lo siento, he vuelto a hacer helado. Esta vez de fresa y leche de coco. Las fresas se caramelizan primero en el horno con azúcar. Con la leche de coco, azúcar y huevos se hace la crema para el helado. En la heladera se mezcla todo y sale una fuente de placer celestial que se termina de hacer en el congelador. Este helado sabe a piña colada con fresas, a fresas con nata, a mantequilla y mermelada, a verano... Los que no tengáis una heladera y un congelador seguro que os morís de envidia. Tenéis dos opciones:
  • Opción 1: Compraros un litro de Haagen-Dazs y creer erróneamente, sumidos en la ignorancia y viviendo en la oscuridad que está tan bueno como el helado casero. Pros: es más barato, es más rápido. Contras: está mucho menos bueno, engorda más, no mola porque no lo has hecho tú mismo y vivirás en la ignorancia el resto de tu vida.
  • Opción 2: Gastaros un poquito más y compraros una heladera. Hacer este helado. Pros: Al probar el helado sabrás lo que es el cielo. Contras: Ninguno. A no ser que tomar helado para desayunar lo consideres inapropiado.
Yo ahí lo dejo, la decisión es vuestra, por supuesto. Y no, no vendo heladeras ni me pagan por ello, lo hago sólo porque quiero que compartáis este placer conmigo. En serio. 







Helado de fresas caramelizadas y coco
Adaptado de Sprouted Kitchen

500g/ 1lb de fresas, cortadas en cuartos
2 cucharadas de azúcar
1 pellizco de sal

2 yemas de huevo
200g / 1 taza de azúcar
400ml /13.5oz de leche de coco

Precalentar el horno a 150°C / 300°F.
Cubrir una bandeja de horno con papel de hornear. Poner sobre ella las fresas, haciendo una montaña. Espolvorear con 2 cucharadas de azúcar y un pellizco de sal y mezclar bien. Esparcir las fresas sobre la bandeja y hornear 25 minutos. Dejar enfriar completamente.

Batir las yemas con el azúcar en un cuenco de cristal y poner al baño María, removiendo constantemente, hasta que se derrita el azúcar y la mezcla esté brillante. Añadir la leche de coco y seguir removiendo hasta que la mezcla espese un poco y cubra la cuchara. Verter la mezcla en un recipiente frío y refrigerar hasta que se enfríe totalmente, unas 2 horas.

En una heladera hacer el helado con la crema siguiendo las instrucciones del fabricante. Pasadas 3/4 partes del tiempo de proceso machacar un poco las fresas con un tenedor y añadirlas al helado. Dejar que la máquina continúe.

Verter el helado en un recipiente frío con tapa y meter al congelador un mínimo de 2 horas antes de consumirlo. 
Enhorabuena, habrás experimentado el cielo sin necesidad de morirte.

26.4.12

Oda a la primavera


Me encanta la primavera.  Y por muchos motivos. El principal es porque va después del invierno, y no me gusta nada el invierno. Mi sitio ideal para vivir sería un sitio que no tenga invierno. Que no haya que usar abrigo, ni bufanda, ni guantes, ni calcetines. Pocas cosas me gustan más que no tener que llevar calcetines.

Hay más motivos. Las flores por todas partes, las hojas de los árboles que hacen que todo esté verde. Poder leer al aire libre, comer al aire libre o hacer lo-que-sea al aire libre sin congelarte o asarte de calor. 

Otro motivo es que la primavera trae nuevas frutas y verduras de temporada. No diría que es mi temporada favorita, porque me encantan las frutas y las verduras de verano, pero la primavera es la antesala del verano y te adelanta unos cuantos regalos que te hacen olvidar el aburrido invierno y te preparan para la gran explosión veraniega. La primavera te da fresas, que son un gran premio después de haber estado comiendo manzanas y naranjas todo el invierno. Te da cebolletas, puerros, acelgas y espárragos. Los espárragos de primavera son mil veces mejores que los que encuentras en cualquier otra época del año.



Terminada la introducción, llena de cursiladas y flores y fresas, voy a contaros lo que hice ayer de cenar y por qué lo hice. ¿Qué hice? Un risotto de setas y espárragos. ¿Por qué lo hice? Lo hice porque ayer pedí en mi estado de Facebook y en el Facebook de spoonglish que me diérais sugerencias para la cena (si le das a me gusta en la pagina de spoonglish, verás en tu Facebook cada vez que haya un nuevo post). Recibí varias sugerencias, todas con muy buena pinta. Mi amiga Ana propuso que hiciera un risotto de boletus. La verdad es que nunca he visto boletus en el supermercado aquí. Sin embargo, era mi propuesta favorita, así que decidí hacer risotto con otro tipo de seta, shiitake. Cuando fui al super y vi los espárragos, decidí incorporarlos al plato para hacer un risotto de temporada.

Luego me acorde de que tenia 2 huesos de jamón en el congelador que compré el día que fui al mercadillo (qué día tan productivo el que fui al mercadillo, debería volver). Entonces pensé, "¿Un risotto hecho con caldo de jamón? ¡Suena exquisito!". Así que hice el caldo de jamón. Es muy fácil de hacer, aunque se tarda un rato y necesitas los huesos. Otra opción es hacer caldo de pollo con un par de muslos de pollo, o comprar el caldo hecho (aunque no estará tan bueno).




Risotto de setas y espárragos
Para 4 personas. Adaptado de Gourmet.

500g / 1lb de espárragos trigueros, en rodajas de 1 cm, las puntas más largas
1500ml / 6 tazas de caldo de jamón (ver receta debajo) o de pollo
1 cucharada de aceite de oliva
4 cucharadas de mantequilla
500g / 1lb de setas shiitake o de cualquier tipo
1/2 cebolla , picada
300g /1 1/2 tazas de arroz arborio u otro arroz de grano corto
120ml / 1/2 taza de vino blanco
30g / 1/2 taza de queso parmesano rallado

Verter el caldo en un cazo mediano y llevarlo a ebullición. Añadir los espárragos y cocerlos unos 4 minutos, hasta que estén tiernos pero tersos. Con una espumadera, sacar los espárragos a un cuenco de agua con hielo para parar la cocción. Escurrirlos y reservar. Mantener el caldo a fuego bajo.

En una sartén honda o un cazo de 4 litros, calentar el aceite con una cucharada de mantequilla. Añadir las setas y saltear a fuego medio unos 4 minutos. Salpimentar, transferir a un cuenco y reservar.

Derretir 2 cucharadas de mantequilla a la sartén y hacer la cebolla a fuego medio, unos 5 minutos o hasta que este blandita. Añadir el arroz y remover 1 minuto. Añadir el vino y remover hasta que se absorba, más o menos 1 minuto. Añadir una taza de caldo (230ml) y dejar que cueza, removiendo constantemente, hasta que se absorba. Ir añadiendo caldo en tandas de media taza, removiendo frecuentemente y esperando a que se absorba antes de añadir más, hasta que el arroz este tierno y cremoso, unos 18-20 minutos. Parar de añadir caldo cuando el arroz este hecho, no hace falta ponerlo todo.

Apartar del fuego y añadir 1 cucharada de mantequilla, el queso, sal y pimienta, y mezclar bien. Añadir las setas y los espárragos y mezclar suavemente. Tapar y dejar reposar 1 minuto. Servir inmediatamente y disfrutar de la bondad de la primavera.

Caldo de jamón

2 huesos de jamón, de unos 3 cm de ancho
1 puerro, la parte blanca y clarita solo, cortado por la mitad
2 zanahorias, peladas y cortadas por la mitad
1 tallo de apio
1 diente de ajo, pelado

Poner todos los ingredientes en una cazuela grande y cubrir con 2 litros de agua. Llevar a ebullición y cocer durante una hora. Colar y dejar enfriar. Si cuando se haya enfriado tiene grasa, desengrasar con una espumadera. 


23.4.12

Para los domingos lluviosos



Ayer fue uno de esos domingos lluviosos. Sabéis a lo que me refiero. Te despiertas y fuera está tan oscuro que la idea de salir a desayunar ni se te pasa por la cabeza. Pero la idea de hacer un buen desayuno que te de la energía para no volver a la cama, eso sí  que es lo suyo en un domingo lluvioso.

Hice estas tortitas, y luego nos fuimos de compras. Convencer a Scott para ir de compras es unos de los mayores desafíos posibles. Creo que las tortitas ayudaron. ¿Cómo vas a decirle que no a la persona que te hace unas tortitas increíbles para desayunar?



Éstas no son unas tortitas normales. Tienen ingredientes que no tienen las tortitas normales, como zumo de limón o queso crema. Los polvos de hornear (levadura royal), el bicarbonato y las claras a punto de nieve le dan una textura ligera y esponjosa, y los trocitos de queso que se derriten en la boca son un placer celestial. La receta original tiene arándanos, pero eran el único ingrediente que no tenía y no iba a mojarme para ir a comprarlos, así que los sustituí por fresas, y no me arrepiento.

Hice la mitad de la receta, ya que la original dice que es para 6 personas. Sin embargo, sólo me salieron 6 tortitas, así que si sois muchos o tenéis mucha hambre, haced la receta entera. Saldrán unas 10-12 tortitas.








Éste es el mejor consejo que puedo daros ahora mismo: HACED ESTAS TORTITAS.

Tortitas de fresas y queso crema
Adaptado de ENunn, ganadora del concurso de mejores tortitas en FOOD52

200g / 1 1/2 tazas de harina
15g / 1 cucharada de azúcar
1 sobre / 15 g de polvos de hornear (levadura Royal)
1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
1 pellizco de sal
2 huevos, yemas y claras separadas
235 ml/ 1 taza de suero de leche *
180g / 6oz de queso crema, cortado en cubos de 1 cm
1 cucharada de mantequilla derretida
1 cucharadita de extracto de vainilla
2 cucharadas de zumo de limón
10 fresas, cortadas en rodajitas finas
Mantequilla o aceite para engrasar la sartén

En un bol mediano mezclar la harina, el azúcar, los polvos de hornear (levadura Royal), el bicarbonato y la sal.

En otro bol mezclar las yemas con el suero de leche. Añadir el queso y mezclar con unas varillas hasta que el queso se desmigaje en grumos pequeños. Añadir el zumo de limón, la vainilla y la mantequilla.

Mezclar el contenido de los dos boles. Montar las claras a punto de nieve y añadirlas a la masa, mezclando con cuidado con una espátula.

Calentar una sartén  y engrasarla con mantequilla o aceite. Bajar el fuego a la mitad. Usar un cacillo pequeño para ir añadiendo las tortitas a la sartén, en tandas de 2 o 3 tortitas, dependiendo del tamaño de la sartén. Cuando la masa se haya extendido, poner unas rodajas de fresas encima. Pasados 2 minutos, o cuando la tortitas hayan crecido mucho, darles la vuelta y hacer 1 ó 2 minutos más. Engrasar la sartén antes de añadir una nueva tanda. Servir con sirope de arce, miel o mermelada.

* El suero de leche (buttermilk) es difícil de encontrar en España, pero es fácil de hacer. S
ólo hay que mezclar 235ml de leche desnatada con 1 cucharada de zumo de limón y dejar reposar 10 minutos.

19.4.12

Creatividad



FOOD52 es una web de cocina que, entre otras cosas, organiza concursos semanales de recetas. Para cada concurso hay un tema (asados navideños, postres veraniegos), un ingrediente principal (calabaza, huevos) o un tipo de plato (risotto, paella, tarta). La única norma para participar es que la receta tiene que ser tuya. El plagio está, por supuesto, prohibido. Lo más guay de este concurso es que la receta ganadora de cada semana aparece publicada en su libro anual de cocina. 

El tema de esta semana es alliums. ¿Alliums? Ni idea de lo que es. Se lo voy a preguntar a Google. Google me manda a Wikipedia. ¿Os he dicho alguna vez que amo Wikipedia? Resulta que allium es la familia de las cebollas, los ajos, los cebollinos, los puerros y las chalotas. ¡Los puerros y las chalotas! ¡Me encantan los puerros y las chalotas! Me voy a presentar a este concurso, y aunque no gane, al menos me habré inventado una receta con puerros y chalotas.


Llega el momento de la creatividad. Creatividad, odio esa palabra. Está en boca de todo el mundo, como si todos tuviéramos que ser creativos y ponerlo en el currículum. ¡Estoy siendo creativa! ¡Me voy a inventar una receta! A lo mejor soy la futura CEO de Google. En fin.

¿Qué puedo hacer con puerros y chalotas como ingrediente principal y sin copiarme del que tengo delante?
                                                                                                                                                        
                                                                  
                                                                                                                                                         
                                                                                                                          
(Lo siento, he decidido censurar el proceso creativo, no vaya a ser que me copiéis y alguno llegue a CEO de Google antes que yo)

El resultado es esta quiche de puerro y chalota. Esta quiche es mas francesa que cualquier francés, porque lleva mostaza de Dijon y queso de cabra, lo cual la hace superfrancesa. Yo diría además que está buenísima, pero solo es mi opinión. Ya sabéis que las madres siempre piensan que sus bebés son los más bonitos.

A lo mejor no es una quiche ganadora de concurso, o a lo mejor sí. Ya os contaré. Sed creativos my friends.




Quiche de puerro y chalota

Para la masa quebrada:
250g / 2 tazas de harina
1/2 cucharadita de sal
115g/ 8 cucharadas de mantequilla fría, cortada en cubos de 1cm
1 huevo
2 cucharadas de agua helada

Para el relleno:
4  cucharadas de aceite de oliva
3 puerros, la parte blanca, cortados en rodajas finas
3 chalotas, cortadas en rodajas finas
230ml / 1/2 taza de nata líquida
3 huevos
1/4 cucharadita de nuez moscada rallada
1 cucharada de mostaza de Dijon
100 g / 3/4 taza queso de cabra desmigajado

Hacer la base:
Adaptado de webos fritos

Precalentar el horno a 190
°C /  375°F .
En un bol grande mezclar la harina y la sal. Añadir la mantequilla y mezclar bien (para esto se puede usar una batidora de pie, una cuchara de madera o las manos). La textura de la mezcla tiene que ser como de arena gorda. Añadir el huevo y mezclarlo bien. Añadir el agua, cucharada a cucharada, y seguir mezclando. Ahora la masa tiene que estar un poco más ligada, aunque no del todo. 

Verter la masa sobre una superficie limpia y amasar unos segundos. Hacer una bola, aplastarla un poco y envolver en plástico transparente. Refrigerar al menos 1 hora.

Pasado este tiempo, sacar de la nevera y quitar el plástico. En una superficie bien enharinada, estirar la masa con un rodillo, hasta tener un circulo de 30cm / 12pulgadas. Poner la base en un molde de tartas, previamente engrasado, y apretar contra el fondo y las paredes. Pasar el rodillo por los bordes para cortar la masa sobrante.

Poner papel de hornear sobre la base y cubrirlo de pesos para tartas o de garbanzos. Hornear durante 15 minutos o hasta que esté un poquito dorada.

Hacer el relleno:

Precalentar el horno a 190 °C /  375°F .
Calentar el aceite en una sartén. Añadir los puerros y las chalotas y hacer a fuego medio unos 10 minutos, hasta que estén muy blandos.

En un bol mediano, batir los huevos. Añadir la nata, la mostaza, la nuez moscada, sal y pimienta. Batir hasta que la mezcla sea homogénea.

Extender los puerros y chalotas sobre la base horneada. Verter la mezcla de huevo y nata por encima, con cuidado de que no se desborde. Esparcir las migas de queso por encima.

Hornear durante 35 minutos o hasta que la superficie este dorada. Dejar enfriar unos minutos. Servir con ensalada verde. Decir Oh la la.

16.4.12

Un desastre y un sorbete




Este fin de semana ha sido un desastre. Hice brioche pero no lo horneé el tiempo suficiente y me quedó crudo por dentro. También hice pan, ya que muchos de vosotros me pedís que ponga recetas de los panes que hago. Bueno, pues se me olvidó ponerle sal, y no hay un pan peor que un pan sin sal, así que tendrá que ser en otra ocasión. Anoche hice calabacines rellenos, una de las recetas de mi madre que más me gustan. Estaban buenísimos, pero se me olvido hacerles fotos. Como veis, un desastre. Sólo hay una cosa que se salva, este precioso sorbete de frambuesa.

Rachel me regaló una heladera por mi cumpleaños. Sí sí, una HELADERA. ¿A que os da envidia? Esta era la primera vez que la usaba, justo cuando el buen tiempo lo pedía a gritos. Está mal que yo lo diga, así que mejor no digo cómo estaba. ¡Imaginaoslo!



Un par de consejos sobre la receta. Yo lo hice con frambuesas congeladas porque cuestan la mitad que las frescas. Además, así se reduce el tiempo de enfriar en la nevera, porque ya están muy frías. Cuando las puse en la batidora, tuve que añadir el agua porque si no, no se licuaban bien.
Hice el sirope con jarabe de maíz. Utilizar jarabe de maíz o glucosa sirve para que el agua no cristalice en el congelador, dándole una textura mas cremosa al sorbete. También he visto recetas que hacen el sirope sólo con agua y azúcar, así que si no encontráis el jarabe, no creo que pase nada.


Sorbete de frambuesa
(adaptado de The Professional Pastry Chef)

Para el sirope:
400ml / 1 3/4 tazas de agua
240g / 1 1/4 tazas de azúcar
140g / 3/4 tazas de jarabe de maíz claro o jarabe de glucosa

Para el sorbete:
500g / 1lb frambuesas
480ml / 2 tazas agua
480ml / 2 tazas de sirope
El zumo de medio limón

Para hacer el sirope:
Mezclar el agua, azúcar y jarabe de maíz en un cazo. Llevar a ebullición y dejar cocer unos segundos. Apartar del calor y dejar enfriar.

Para hacer el sorbete:
En una batidora licuar las frambuesas. Colar el zumo para quitar las pepitas. Mezclar el zumo de frambuesa, 480ml de sirope, el agua y el zumo de limón en un recipiente. Refrigerar hasta que la mezclar este bien fría.

Poner la mezcla en la heladera y seguir las instrucciones del fabricante. Cuando esté hecho, verter el sorbete en un recipiente previamente congelado y meter en el congelador unas 2 horas antes de servirlo.

13.4.12

Sobre pescados, mariscos y otros bichos del mar


Asquerositos y asquerositas, gente con aversión al pescado y demás engendros de la naturaleza, podes dejar de leer aquí. Para todos los demás, los que moláis, hoy traigo pescadito.

Washington está cerca de la costa y tiene bastante tradición de comer pescado. De hecho, hay un mercado de pescado al que nunca he ido (nota mental: ir al mercado de pescado) y en la mayoría de los restaurantes tienen algo de pescado en el menú. Lo que más se suele ver en los restaurantes son mejillones, gambas, vieiras, atún (que está tan de moda) y salmón. Las pescaderías son otra historia. Además de salmón, atún y marisco, que son universales, venden tilapia, mahi-mahi (en español perico o lampunga), halibut (fletán), flounder (un tipo de lenguado), haddock (eglefino) y poco más. Estas variedades no se suelen ver en las pescaderías españolas. Otra diferencia fundamental es la presentación. En general, aquí los pescados están expuestos en filetes, sin piel, sin cabeza, sin espinas. Hasta las gambas las venden sin cabeza.

Yo, cada vez que voy al supermercado, me acerco a la pescadería disimuladamente y miro a ver qué tienen, pero la pinta reseca de los pescados y la falta de conocimientos de los pescaderos, que lo mismo están un día en pescadería y al día siguiente en la caja, me echa para atrás muchas veces.

Sin embargo, hacía mucho tiempo que quería hacer este guiso y decidí que era la oportunidad perfecta para estrenar mi nueva cocotte roja preciosa que me ha regalado Scott por mi cumple. Se llama Cioppino, y es un guiso de pescado y marisco de pescadores, típico de San Francisco. Como fan incondicional de la sopa de pescado que soy, no he podido resistirme a hacerlo, y la verdad es que me ha encantado.



En la receta os pongo como hacer el caldo de pescado. También se puede comprar hecho pero no estará tan bueno y en hacerlo no se tarda nada. ¿Por que no lo hacéis? ¡Es facilísimo!


Cioppino (Sopa de pescado de California)
(Para 6 o así)

Para el caldo
Las pieles y las cabezas de las gambas
1 hueso de rape (opcional, yo no lo he puesto, pero estará mejor)

Para la sopa
1 bulbo de hinojo
1/2 cebolla
1 puerro
3 dientes de ajo
1 hoja de laurel
1 cucharadita de orégano
1 puntita de pimentón
1 lata de 800 gramos/ 28oz de tomates crudos pelados
230ml / 1 taza de vino blanco
600ml / 2 1/2 tazas de caldo de pescado
1/2kg / 1lb de gambas peladas
1/2kg / 1lb de chipirones o calamares cortados en trozos
1/2kg / 1lb de rape, bacalao u otro pescado fresco blanco, sin piel, cortado en trozos
1/2kg / 1lb de mejillones con concha, limpios y sin barbas

Caldo de pescado
En una cazuela con un poco de aceite, saltear las cabezas y las pieles de las gambas un par de minutos. Añadir el hueso de rape (si lo tenéis), y 650ml de agua. Llevar a ebullición, bajar el fuego y dejar cocer unos 5 minutos. Apartar del fuego y colar sobre un recipiente (jarra o similar) presionando los sólidos contra el colador para que suelten todo el jugo. Descartar los sólidos.


Cioppino
Picar el hinojo, la cebolla, la parte blanca del puerro y el ajo muy finos. En una cazuela grande calentar un chorro de aceite de oliva y añadir las verduras, el laurel, el orégano, sal y pimienta, y una puntita de pimentón. Hacer a fuego medio unos 15 minutos, removiendo de vez en cuando.

Picar los tomates o romper con las manos, descartando el líquido. Añadir los tomates, el vino blanco y el caldo de pescado. Subir el fuego y llevar a ebullición. Bajar el fuego, cubrir y dejar a fuego medio-bajo unos 15 minutos más.  Probar el caldo y añadir más sal si es necesario.

Añadir las gambas, los mejillones y el pescado. Cubrir y dejar cocer 2 minutos. Añadir los calamares, cubrir y dejar 5 minutos más, hasta que los mejillones se hayan abierto y el pescado esté hecho.

11.4.12

Tarta de fresas








La semana pasada fue una de esas semanas de comidas copiosas e infinitas con sus correspondientes arrepentimientos y engorde inevitable. En definitiva, amigos, una gran semana. Sin embargo, la semana siguiente ya no es tan buena porque tienes que volver a acostumbrarte a tu consumo calórico normal y no eres capaz. Por si fuera poco, tener un cubo lleno de chocolatinas de pascua en tu mesa del trabajo tampoco ayuda.

El motivo por el que la semana pasada fue tan parecida a las Navidades fue la tardía celebración de mi cumpleaños y la comida del domingo de Pascua, ambas en casa de los padres de Scott. Estas dos comidas deliciosas e inmensas, con aperitivos, varios platos y dos postres cada una son el perfecto ejemplo de cómo se hacen las cosas en casa de Lisa y Gary. Pero si esta descripción no ha sido suficiente, podéis verlo con vuestros propios ojos.



Se lo que estáis pensando. Tienen un pinta increíble, ¿verdad? Os aseguro que de sabor también estaban increíbles. Algún día haré tartas como estas, pero de momento voy a enseñaros una tarta mucho mas sencilla que hice ayer.

En este ansia de mas comida que me dejo la semana pasada, decidí que quería hacer un postre. El único requisito era que llevara fruta. Después de encontrar y marcar varias recetas de tartas de arándanos, cobblers de frambuesas  y bizcochos de manzana (que tendré que hacer en el futuro) decidí hacer esta tarta de fresas porque las fresas están en temporada y cuestan la mitad que las frambuesas o los arándanos.

Lo que mas me gusto fue hacer la crema (que es casi lo único que hay que hacer en esta tarta). Nunca había hecho una, y me sorprendió ver como algo puede pasar de ser liquido a completamente espeso en un abrir y cerrar de ojos. Además, nunca había hecho nada con vainas de vainilla y la verdad es que el sabor que aportan es mil veces mejor que cualquier concentrado o sucedáneo.




Tarta de Fresas
(adaptada de smitten kitchen)

Para la crema pastelera.
300g/ 1 1/4 tazas de leche entera
1/2  vaina de vainilla
3 yemas de huevo
100g/ 1/2 taza de azúcar
30 g/ 3 cucharadas de maicena
3 cucharadas de mantequilla a temperatura ambiente

Para la base:
Una porción de masa quebrada para un molde de 26 cm de diámetro.

Para las fresas:
Unas 20-30 fresas
100 g azúcar
El zumo de un limón

Crema pastelera (hacer con 4 horas de antelación):
Abrir la vaina de vainilla por la mitad y con el mango de una cucharilla rascar el interior y reservarlo. En un cazo, calentar la leche con la vaina y el interior de la vainilla. Llevar a ebullición, tapar y apartar del fuego. Dejar reposar 10 minutos. Descartar la vaina de vainilla.
En una cazuela mediana batir las yemas con el azúcar y la maicena. Poco a poco añadir la leche en un chorro constante, sin dejar de batir.  Calentar a fuego medio batiendo constantemente hasta que hierva. Veréis como la crema espesa de repente. No parar de batir durante unos 30 segundos más.
Apagar el fuego y verter la crema en un cuenco con ayuda de una espátula. Dejar reposar 3 minutos. Cortar la mantequilla en trocitos e incorporar a la crema. Batir hasta que este bien mezclada. Cubrir el cuenco con un papel film apretando el plástico contra la crema para hacer vacío. Refrigerar durante 3 horas. Sacar de la nevera 30 minutos antes de montar la tarta.

Masa quebrada (hornear con 1 hora de antelación)
Podéis hacer la masa o comprarla hecha. A mi nunca me sale bien, así que esta vez he usado una comprada que tenia en el congelador. Si haces tú la masa (hay millones de recetas por ahí) cuenta con que tiene que estar una hora en la nevera antes de estirarla.
Desenrollar la masa sobre un molde de tartas de 24cm de diámetro. Pinchar con un tenedor varias veces y hornear siguiendo las instrucciones del fabricante o de la receta. Dejar enfriar a temperatura ambiente.

Fresas (hacer con 20 minutos de antelación):
Quitarle el rabo a las fresas, lavarlas y cortarlas por la mitad a lo largo. Ponerlas en un bol. En una sartén, mezclar el azúcar y el zumo de limón. Poner a fuego medio y remover hasta formar un almíbar. Dejar enfriar un par de minutos y verter sobre las fresas. Mezclar bien.

Montaje final:
Sacar la crema de la nevera y dejar reposar 20 minutos a temperatura a ambiente. Cuando esté manejable, extenderla sobre la base de la tarta, de forma que quede uniforme. Colocar las fresas sobre la crema, con la parte plana hacia abajo, formando círculos concéntricos.

Comer (con 0 minutos de antelación):
Cortar, comer, sonreír.

6.4.12

Mi tipo de gente favorito

Me encanta la gente a la que le gusta comer. La gente que come algo que le encanta y luego no puede parar de hablar de ello haciendo sonidos casi obscenos pensando en lo bueno que estaba. La gente que siempre repite, los que rebañan el plato con pan hasta que queda limpísimo. Los que comen de todo. Los que primero lo prueban y luego preguntan que qué es. Me encanta la gente para la que comer bien es uno de los mayores placeres. Me caen bien, no lo puedo evitar.

Por supuesto que yo a mí misma me caigo genial en ese sentido. Me gusta tanto que me guste comer que me preocupé muchísimo hace unos meses, cuando de repente perdí el apetito unos días y no tenia ganas de comer nada. Pensaba que si no volvía a querer comer, ya no iba a ser la misma persona. Menos mal que se me pasó.

Mi familia por parte de madre es igual. Todos comen mucho y de todo, y todos cocinan genial. En las reuniones familiares siempre se habla de comida y se intercambian recetas, pero sobre todo se come mucho y muy bien. En definitiva, una gente estupenda.



Hoy tengo una receta para este tipo de gente. Carrilleras de cerdo. Los sonidos obscenos están garantizados, y la salsa es de las que hacen que quieras chupar el plato (tranquila mamá, no he chupado el plato). De primeras puede sonar raro para los más escrupulosos, pero no es ni mucho menos un plato atípico en la comida española. Aquí en las Américas no venden carrilleras en el supermercado, pero, ¡ay amigos!, mi recién descubierto mercadillo tiene un puesto donde venden todo tipo de piezas de carne, y las carrilleras en concreto estaban tiradas de precio.



Las hice de un día para otro, ya que he aprendido que la mayoría de los guisos están mucho mejor después de una noche en la nevera asentando los sabores. De guarnición puse unas patatas fritas (recién hechas, claro). Leí en alguna parte que las mejores patatas fritas se fríen en dos tandas. Primero en aceite no muy caliente, se sacan, se dejan enfriar, se pone el aceite muy caliente y se vuelven a freír para que queden crujientes. Así lo hice, y la verdad no se si merece tanto la pena, pero estaban buenas.


Carrilleras de Cerdo en Salsa de Vino Tinto
(Para dos personas. Si lo queréis hacer para más, poned más carrilleras y lo demás igual)

8 carrilleras de cerdo
1 chorro de aceite de oliva 
1 cebolla
2 tallos de apio
3 zanahorias
1 diente de ajo
4 tomates de pera pelados (o una lata de tomates crudos pelados)
1,5 tazas/ 350ml/ (más o menos) media botella de vino tinto
1 taza/250ml de caldo de carne
1/2 cucharadita de tomillo
1/2 cucharadita de romero

Precalentar el horno a 180ºC/ 350º F

Secar bien las carrilleras con papel de cocina y salpimentarlas por los dos lados. En una cazuela grande(que tenga tapa) calentar el aceite (que cubra el fondo) y dorar las carrilleras por los dos lados, en tandas, unos 3 minutos por cada lado. Reservar en un plato hondo.

Picar todas las verduras en trozos pequeños. Añadir la cebolla, la zanahoria y el apio a la cazuela (si no queda aceite, añadir un poco más). Picar el diente de ajo y añadirlo. Dejar que se rehoguen las verduras unos 5 minutos. Añadir el vino y dar un hervor. Añadir el caldo, los tomates picados, las carrilleras con el jugo que hayan soltado y las especias.  Llevar a ebullición.

Tapar la cazuela y meter al horno. Hornear durante 2 horas y media, hasta que la carne esté tierna. De vez en cuando vigilar que se esté guisando a fuego muy lento, tiene que hervir muy despacito. Si no veis burbujas, subid la temperatura, y si hierve mucho, bajadla para que no se deshaga la carne. Otra opción es hacerlo en el fuego, donde es mas fácil controlar el punto de ebullición, pero el calor no se distribuye igual que en el horno.

Cuando esté hecho, sacar del horno y dejarlo reposar. Aquí tenéis la opción de meterlo en la nevera y hasta el día siguiente, o servirlo inmediatamente. Yo hice la primera. Al día siguiente sacar de la nevera y poner sobre el fuego a calentar. Cuando este templado, sacar las carrilleras de la cazuela y con una batidora licuar la verduras para hacer la salsa. Corregir de sal y llevar a ebullición. Bajar el fuego, añadir las carrilleras y dejar cocer a fuego lento unos 10 minutos más.

Servir, comer, hacer sonidos obscenos, rebañar el plato, chuparse los dedos.

5.4.12

Tarta Tatin


¿Quién sabe por que algunas tartas que se hacen del revés se llaman Tatin? Yo lo sé. "Ya está la lista", dirían algunos de mis compañeros de clase, por que yo siempre era la que levantaba la mano y contestaba a todas las preguntas. Algunos me odiaban, que les den...

Volviendo a la tarta. La Tarta Tatin debe su nombre al Hotel Tatin (Francia), donde fue creada y se convirtió en el postre estrella allá por 1880. Cuenta la leyenda que una de las hermanas que regentaba el restaurante estaba haciendo una tarta de manzana y las manzanas se le pasaron. Para intentar rescatar el postre, las cubrió con la masa de la base y metió la tarta al horno para que terminara de hacerse. Éste es el perfecto ejemplo de cómo muchos de los mayores descubrimientos ocurren por casualidad.

Tengo esta receta de Tarta Tatin en la bandeja de entrada de mi correo desde hace un tiempo. Me la envío mi madre y me dijo que últimamente la ha hecho muchas veces porque tiene mucho éxito en mi familia. El sábado pasado, cuando fui al mercadillo y vi estas manzanas, me di cuenta de que había llegado la hora de hacer la tarta.


Cuando hago un plato nuevo, y más todavía si es uno muy conocido, intento leer siempre muchas recetas con distintas versiones, para hacerme una idea. Así es como me di cuenta de que la mayoría de las recetas de Tarta Tatin te dicen que cocines las manzanas antes de meterlas en el horno. La receta de mi madre no hace esto, sino que las mete crudas. Este detalle me encanta porque no quiero poner recetas que podáis encontrar en cualquier página de cocina.

La hice anoche. Usé esta sartén porque se puede meter al horno.Si no tenéis una sartén que se pueda meter al horno, o un molde que se pueda poner en el fuego, podéis hacer el caramelo en una sartén normal y pasarlo a un molde antes  de poner las manzanas. Seguro que funciona.

El resultado fue espectacular. ¡GRACIAS MAMÁ! ¡Estaba simplemente deliciosa! Scott se enfadó conmigo porque no le dejé probarla hasta que terminé de hacerle fotos, y tardé un rato. Nos encantó a los dos y nos comimos dos trozos cada uno. Esta mañana para desayunar me he comido otro y seguía estando riquísima.

Como os podréis imaginar viendo las fotos, no he dejado de editarlas aunque tenga una cámara mejor. Sin embargo, con un par de ajustes en el balance de blancos y el contraste me salió esta foto.  ¿A que es bonita? Creo que me voy a comer el último trozo.


Tarta Tatin

5 manzanas
100g/ 1/2 taza de azúcar
El zumo de una naranja
50g/ 1/2 barra de mantequilla
1 lámina de masa de hojaldre

Precalentar el horno a 180ºC/ 350ºF.

Pelar y quitar el corazón a las manzanas y cortarlas en gajos. En una sartén que se pueda meter al horno, derretir la mantequilla y añadir el azúcar y el zumo de naranja. Hacer a fuego medio hasta que tengáis un caramelo líquido. Colocar los gajos de manzana en la sartén formando círculos concéntricos, con el lado redondeado hacia abajo, de forma que queden muy apretados (a mí esto no me salió muy bien).

Con un rodillo (o una botella de vino) estirar la masa hasta formar un cuadrado que sea tan grande como la sartén. Cortar la masa para tener un círculo lo suficientemente grande para cubrir las manzanas. Poner el círculo de masa sobre las manzanas y pinchar con un tenedor varias veces para que el aire pueda escapar en el horno. Hornear durante 45 minutos.

Sacar del horno y dejar reposar 5 minutos. Colocar un plato sobre la sartén y darle la vuelta para volcar la tarta en el plato. Servir templada, acompañada de nata o helado de vainilla.

3.4.12

Para esos dias vagos

Hay días que te levantas y lo único que quieres hacer es volverte a la cama, o tirarte en el sofá. A mí me suele pasar los días que tengo que limpiar o hacer alguna tarea que odio. Normalmente lo voy dejando mientras veo la tele, o leo mis blogs favoritos. Al final me dan las mil de la tarde y no he hecho nada. Llámame vaga si quieres. Por supuesto que en uno de esos días no vas a salir de casa para ir al supermercado. Primero, porque no te quieres quitar el pijama, y segundo, porque no te has lavado el pelo en tres días y temes encontrarte a alguien conocido. Por no moverte, casi ni comes, simplemente picas algo. Llega la hora de cenar y tienes tanta hambre que te comerías un camión lleno de vacas. Entonces decides que ya está bien, que si no mueves el culo te vas a quedar pegada al sofá de por vida (oye, tampoco estaría mal), así que decides ir a la cocina a ver qué puedes hacer de cenar.

Si alguna vez, queridos amigos, tenéis un día vago como éste, aquí esta la solución (siempre y cuando tengáis la suerte de tener todos los ingredientes). Es apta para bocas hambrientas. Una bomba de calorías que te aporta ráfagas de satisfacción en cada bocado. Una plato fácil hasta para el mas principiante y rápido hasta para el día más vago. Mi fast food personal. Espaguetis carbonara.

Sólo necesitáis beicon, cebolla, nata, un huevo y espaguetis (o cualquier tipo de pasta seca). Aquí es cuando alguno de vosotros me diría que está mejor si le pones queso, o champiñones, o vete tu a saber qué otra guarrería. No. Este es mi blog mis queridos amigos, y estos son mis espaguetis carbonara. Por favor, confiad en mí, están exquisitos.



Espaguetis Carbonara
Para 2 personas hambrientas

250g/ 1/2lb de espaguetis
250ml/ 1 taza de nata
1 cebolla, picada muy menuda
7 lonchas de bacon (o mas), cortadas en trozos de 1 cm de ancho

En una sartén, calentar un chorrito de aceite y añadir la cebolla. Hacer a fuego medio durante un minuto, hasta que se ablande. Añadir el bacon y dejar que se haga durante unos 5 minutos más. Añadir la nata. Subir el fuego y dar un hervor. Salpimentar.

Hacer los espaguetis en una cazuela según las instrucciones del paquete. Escurrir (¡y no aclarar!) y volver a poner en la cazuela. Verter la salsa sobre los espaguetis. Añadir el huevo crudo y remover muy bien (el huevo se hace con el calor de la salsa y los espaguetis). Servir inmediatamente. Volver al sofar para comer.


1.4.12

Bendito jetlag



Nunca había pensado que el jetlag pudiera ser positivo. Normalmente, cuando tengo jetlag me despierto super pronto por la mañana y me entra sueno muy pronto por la noche. Lo odio. Sin embargo, esta vez he decidido sacarle provecho, y con buenos resultados. Todos los días de esta semana me he levantado super pronto para ir al gimnasio o para escribir en spoonglish, y la verdad es que es muy satisfactorio. Aunque, ahora que lo pienso, a lo mejor es que con esto de haber cumplido 26 la semana pasada, me estoy haciendo mayor y convirtiéndome en una persona mañanera.

Ayer era sábado y aunque el viernes me acosté a las 3 de la mañana, también me desperté muy pronto. Por primera vez, estar despierta un sábado a las 8 de la mañana era perfecto, y por muchos motivos. 1) Porque la noche anterior había llegado mi cámara nueva, y tenía muchas ganas de aprender a usarla. 2) Porque durante mucho tiempo había querido ir al mercadillo pero nunca había ido porque solo lo ponen los sábados de 9 a 12, y nunca me despertaba para ir. 3) Porque ambas cosas combinaban perfectamente. Podía ir al mercadillo, comprar comida y hacer fotos al mercado.

Así que me levanté y empecé a leerme el libraco de instrucciones de la cámara. A las 10 había hecho 143 fotos a mi taza de café y 87 fotos a una botella de cerveza, usando todas las posibles combinaciones de la cámara. Ya era hora de irme al mercadillo.

Hacía una mañana preciosa. Me sorprendió ver a tanta gente por la calle. No solo personas mayores, sino también jóvenes. Todo el mundo en el mercadillo era super simpático. Los granjeros de los puestos me dejaron hacer muchas fotos y me contaron cosas sobre sus granjas y sus productos. Todo lo que venden en el mercadillo es muy caro (pagué 8 dólares por una hogaza de pan y 5 dólares por una lechuga), pero la calidad es excelente y los productos no pueden ser más frescos, recién traídos del campo.

Mi puesto favorito era el de pan. Hice muchísimas fotos. Tenían una gran variedad de panes hechos con distintas clases de harina y adornados con semillas o frutos diferentes. Tardé un rato en decidir cuál llevarme y al final me decanté por una barra de trigo y cebada con pipas y otras semillas. Estaba increíble.















Tanta comida me dio ganas de cocinar. Cuando volví a casa, me metí en la cocina. Hacía tiempo que no hacía pan, así que hice la masa para una chapata y la metí en la nevera. Ya pondré la receta en otra ocasión porque aún no la he horneado y porque el pan es un mundo aparte y se merece su propio post. También hice pechuga de pavo en escabeche, que me apestó la cocina con el olor a vinagre, pero tampoco puedo hablar de eso porque tiene que estar tres días en la nevera, así que todavía no lo he probado. Pero tranquilos, hay una receta de la que sí que puedo hablar y con orgullo, porque me la he inventado yo. Es una deliciosa crema de coliflor que hice para estrenar mi batidora (gracias mamá), y salió buenísima. Aquí esta:

Crema de coliflor

1 coliflor
1 cebolla
2 patatas pequeñas ó 1 grande
3 tazas/750ml de caldo de pollo
1/2 taza/120ml de nata para cocinar
1 pellizco de nuez moscada 
3 cucharadas de aceite de oliva.

En una cazuela grande calentar el aceite y añadir la cebolla cortada en trozos medianos. Remover a fuego medio unos 5 minutos hasta que se ablande. Mientras tanto, picar las patatas y la coliflor en trozos no muy grandes. Añadirlas a la cazuela y rehogar un par de minutos. Añadir el caldo y agua hasta que cubra todas las verduras. Subir el fuego y llevar a ebullición. Bajar el fuego y dejar cocer a fuego lento durante 20 minutos. Triturar con la batidora hasta que quede una crema fina y sin grumos. Sazonar con sal y pimienta. Añadir la nuez moscada y la nata y remover bien. Servir en cuencos o platos hondos decorada con un poco de nuez moscada rallada por encima.